Ponte Maceira

Vuelvo a mi Galicia del alma, y es que la echo de menos.
En plena Costa da Morte, en una de mis excursiones, no pude dejar de visitar Ponte Maceira. Una aldea perteneciente a la parroquia de Portor, municipio de Negreira.
    Es un lugar de sueño, pequeño y coqueto que te transporta a otro tiempo, a un lugar recóndito de nuestra memoria más antigua. Una aldea donde cada una de sus rincones, cada una de sus piedras, te trasmite eso que solo sabe trasmitir el paso de los siglos, la serenidad y la comunidad con la naturaleza.
Nada más entrar en el lugar, te topas con el ponte Vella, sobre el rio Tambre. Es románico, del siglo XII y reformado en el XVIII. Solo por contemplarlo ya valió la pena la visita. Impresionan sus cinco arcos de sillería al que acompañan dos más pequeñitos y una bóveda ojival en el central.
    Ponte Maceira es una parada de los peregrinos que deciden continuar su recorrido hasta Finisterre, después de haber recalado en Santiago, no en vano existe una leyenda en el Códice Calixtino. Se dice que los romanos persiguieron a los discípulos de Santiago cuando buscaban un lugar donde darle sepultura. Al cruzar el ponte Vella los soldados se percataron de que el puente se estaba derrumbando y que no podrían cruzarlo. En el escudo de Negreira está perfectamente representada la leyenda.
Existe otro curioso lugar, los molinos. Situados al final del puente hay dos pequeños habitáculos, son dos antiguos molinos de agua, existe un tercero, al otro lado, el de Maquía al que podía acudir cualquier persona,  pagando al molinero el precio correspondiente.
Otro rincón llamativo es el pazo de Balandrón. Se trata de un palacio privado construido en los años 50 del pasado siglo, pero enclavado en un entorno espectacular.

No podemos dejar aparte la presa del río Tambre, un rio corto, unos 150 kilómetros, pero con una gran fuerza y que ha formado a su paso una estampa impresionante. Dicen que es el más caudaloso de España.

-marian tarazona-
*texto e imágenes son propiedad del blog-

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