Molinos de Duero

Este precioso nombre me llamó la atención en un viaje que realicé por la provincia de Soria. Decidí visitarlo, pues la intuición me decía que tenía que ser interesante.
A decir verdad esperaba encontrarme con un lugar lleno de molinos, edificaciones que me atraen sobremanera. Pero lo curioso del caso es que no hay molinos, los dos que existieron en su día ya no están. Se trataba de molinos harineros de dos ruedas cada uno y una sierra de agua.

La historia de esos molinos se remonta a la época de los romanos que trazaron una calzada por estos lugares, aunque lo que dio fama a la localidad no fueron, como he dicho, sus molinos, el sino la carretería. 
    Y aquí la cosa se pone interesante. Molinos de Duero fue centro destacado dentro de la Real Cabaña de Carretería en España. Para que nos hagamos una idea, en 1753 tenía una cabaña de 2617 bueyes que a su vez tiraban de 872 carretas.

    Sus edificaciones llaman la atención por la riqueza que puede contemplarse en los resquicios que asoman a través de muchas de sus construcciones, casonas de sillería de piedra de los siglos XVI y XVII, algunas blasonadas. Casi todas cuentan con una entrada con arco, ventanas con forja, balcones corridos de madera y amplios aleros y patios. Todas ellas están adornadas, en sus tejados, con las preciosas chimeneas pinariegas, además están provistas de grandes zaguanes que permitían la carga y descarga con total comodidad. Como bien podéis imaginar es un pueblo señorial.

Dentro del maravilloso muestrario podemos encontrar grandes casas adornadas con su escudo, como la denominada La Casona o Casa del Francés, o La Real Posada de la Mesta, una verdadera joya que puede contemplarse en el pueblo español de Barcelona, sirviendo de modelo de construcción soriana.
    Y que decir del actual ayuntamiento con la estatua del san Martin, patrón de la localidad, montado a caballo y situada en su fachada. Lo que hoy es dicha casa consistorial, fue en su día el pósito comarcal piadoso y data de 1789.
    Por ultimo y no por ello menos importante, la iglesia de san Martín de Tours, que es junto a la de Montenegro de Cameros, la única con cruz griega de la provincia.     
Pero vayamos a la actividad que caracterizó a Molinos de Duero. La Carretería.
    Muchos pueblos de la región de Pinares de Soria se dedicaron a la construcción de carretas y al cuidado de bueyes de tiro. En aquel tiempo eran imprescindibles para transportar todo tipo de carga, desde productos de alimentación hasta la artillería y las municiones en tiempos de guerra. Y Molinos de Duero era el centro provincial de este tráfico, ya he comentado la cabaña de bueyes que tenía y las carretas, lo que suponía el mayor numero de cabezas de toda la carretería soriana, que era la más importante. 
    Las grandes transacciones del comercio de lana fue lo que estimuló este tipo de transporte. Era de tal importancia que los Reyes Católicos fundaron en 1497 “La Real Cabaña de Carreteros”, si bien la base ya estaba constituida, pero le dotó de fuertes privilegios y franquicias, como el paso y pasto de ganados, el transporte de maderas para el arreglo de carros, y además tenían exenciones de portazgos, incluso del servicio militar. Todos estos privilegios mantuvieron por los sucesivos reyes, hasta su desaparición en 1836.

El verdadero nombre de la Real cañada era “Junta y Hermandad de la Cabaña Real de Carreteros, Trajineros, Cabañiles y sus Derramas”. Y en realidad lo que hacia era garantizar el transporte para abastecer no solo al reino, sino también a los propios reyes.
    En 1753, la hermandad estaba compuesta por 1112 carreteros, siendo el total de vecinos 1912, que tenían 8642 carretas, y de ellas, 6000 eran de “puerto a puerto”, es decir, capaces de ir desde Santander a Sevilla con 22331 animales.
    Todas las carretas juntas formaban los “trenes de carretería”, compuestos por más de treinta carros, al frente se situaba el mayoral seguido de carreteros, conductores, aperadores, carpinteros, pasteros, gañanes y mozos de carga; que trajinaban todo el año, menos en el invierno, entonces dejaban los carros y los bueyes a cargo de los mozos pasteros en las dehesas del Duero, Pisuerga, Benavente, y también en Extremadura.

Existe una placa en Molinos de Duero dedicada "a la memoria los carreteros que picaron arrastraron y transportaron las piedras de estos montes para moler el grano en los molinos de la Mancha".

 




-marian tarazona-
*el texto y las imágenes pertenecen al blog*

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