Brujería en Tarazona

Resulta muy curioso que, al hablar de brujería, da la sensación de que únicamente, o donde más existieron fuera en Galicia o en Navarra. Aunque al menos, de allí son los casos más conocidos.
    Si que es cierto que, terminando el siglo XIX y, sobre todo en el Pirineo, se mantenían ciertas creencias que iban de la mano del misterio y la superstición. Curiosamente parece que hubo muchos más casos entre las mujeres, aunque también hubo hombres. Y lo que es cierto es que se daba más entre la población menos instruida intelectualmente, por lo que el sentimiento hacia ellas era muchas veces de miedo, si bien poseían un gran conocimiento sobre Remedios sanadores.
    La palabra bruxa, o bruxo aparece, por primera vez en Aragón y segunda en España, en un documento en las Ordinaciones y Paramentos de Barbastro de 1396. El texto es muy importante, ya que el léxico legal es extremadamente conservador y el hecho de que aparezca esta palabra nos indica que casi con total seguridad se utilizaba tiempo antes que la fecha del documento.
    En la provincia de Zaragoza hubo tres zonas en las que se dieron casos de brujería. En la zona de Calatayud, se conocen en Mesones y Nigüella, con seis reos. En la de las Cinco Villas, destacan en Luna y Ejea con tres reos y once sospechosos y en el área del Moncayo se concentran en Tarazona y Bulbuente, en este punto no quiero dejar aparte a la tía Casca, bruja de la localidad de Trasmoz.

En el presente artículo me voy a centrar en los casos vinculados con Tarazona.

*En 1618 nos encontramos al clérigo Ambrosio Martínez acusado de tener libros de magia amorosa y remedios de ensalmos para favorecer los partos. Se le acusó de ser nigromante y tener un pacto con el demonio. Fue condenado a un año de reclusión en un convento de su orden y privado del voto.

Obispado de Tarazona, Zaragoza_
INQUISICIÓN,3732,Exp.5311
    *Uno de los casos femeninos es Catalina de Bargas, que, aunque procedía de Calatayud, vivía en Tarazona. En 1636 fue acusada de utilizar magia amorosa, de curar hechizos, mal de ojo y otras enfermedades a través del uso de yerbas y oraciones. Conocía la forma de hacer un emplasto para curar hemorroides que se hacía a partir de cucarachas y gusanos de bodega. 
    La sentencia declaró que no podía hacer curas y la causa quedó cerrada.
    Catalina de Bargas acusó a dos brujas para librarse de los cargos y, aunque sus nombres no se han conservado, se sospecha que una de ellas fuera Águeda Cisneros.


*El caso sobre Águeda Cisneros data del año 1636, era vecina de Tarazona y tenía cincuenta años en ese momento. Era mujer casada, y muy simple y sencilla, pero gozaba de muy mala fama en la parroquia de san Miguel de la localidad. Era cristiana y conocía bien la doctrina.
    En la causa en la que se registra su juicio aparecen treinta testigos, lo que nos hace pensar que su fama era muy grande entre sus vecinos. Las acusaciones fueron por ser bruja y hechicera, utilizar conjuros prohibidos. Algunos poderes de Águeda Cisneros consistían en coger los rayos del sol con la ropa tendida. También realizaba maleficios de ligue y desligue de personas. Sobre esta acusación, un testigo señaló el caso de un pariente de veintidós años que no pudo consumar el matrimonio con su esposa, de diez y siete, durante los dos años que cohabitó con ella, lo que provocó el divorcio de la pareja. El juez sentenció que debían cohabitar otros tres años y la causa fue atribuida a los maleficios de Águeda. Lo mismo ocurrió con otros dos hombres jóvenes casados jóvenes con mujeres del mismo modo jóvenes.
    También se dijo de ella que causaba mal de ojo a las criaturas tras lo que morían. Que anunciaba tormentas y pedrisco y que curaba enfermedades y maleficios para lo cual disponía de un laboratorio mágico con un gran número de botes, redomas y pucheros con diferentes ungüentos y plantas, y que poseía aceites para curar todas las heridas a los que añadían hierbas cogidas en la noche de San Juan.
    Sin embargo, a pesar de la gravedad de cargos, y de la abundancia de y testigos, a Águeda le salvó su inteligencia. Con una destreza inexplicable, a lo largo de todo el proceso logró rebatir cada interpretación y limitar la sentencia a una simple advertencia. La causa, que fue designada como supersticiosa, se suspendió el 10 de enero de 1642, resultando Águeda sin castigo alguno y siguió viviendo tranquilamente en Tarazona.

*Un caso muy curioso es el de Catalina la milanesa, ya que sólo se lo conoce por los interrogatorios, insuficientes y poco esclarecedores, de una visita pastoral que el obispo e inquisidor Juan González de Munébrega hizo en 1548. No se sabe hasta qué punto tiene que ver en la denuncia el carácter de inquisidor del obispo, pero no resulta clara.
    Catalina era inmigrante. No se sabe en qué momento llegó a España, ni cuando se asentó en Tarazona, pero si se sabe que, en 1548, era propietaria de una casa en la parroquia de la Magdalena, dentro de la ciudad, en el Cinto, donde realiza sus actividades. Sus clientes eran de la localidad, fundamentalmente artesanos y algún labrador. El primer denunciante fue, precisamente, un artesano que no era cliente de ella. La denuncia la hizo una persona que no era testigo de los hechos, Juan Muñoz, agujetero y, al interrogar a los testigos presentes en los hechos, no aparecieron más cargos. Cuando se interrogó al vicario de la Magdalena éste no la denunció, pero otros testigos le señalaron a él como conocedor de parte de los cargos.
    Las acusaciones señalaban a Catalina como celestina y curandera, sin mención alguna a la magia negra. Además las denuncias más graves no eran de primera mano, sino de terceras personas, y hacían referencia a su poder de viajar por los aires o ver, a distancia, lo que una persona hacía, sirviéndose de un recipiente lleno de agua. Fue acusada y encarcelada entre otras cosas por llevar por los aires a un hombre desde Agreda hasta Tarazona.
    En el interrogatorio a la milanesa los testigos afirmaron que cobraba por sus servicios de curandera, pero ella adujo que lo hacía por amor a Dios. De hecho, las referencias a sus fórmulas indican un carácter invocador a los Santos.

-marian tarazona-
*texto e imágenes pertenecen al blog*

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