Raquel Meller

Raquel Meller fue una cantante y cupletista de fama mundial y quien elevó a la más alta cumbre el género musical del cuplé, pues ella fue quien inmortalizó el famoso cuplé “La violetera y “El relicario”, entre otros muchos.

Francisca Marqués López, pues ese era su verdadero nombre, nació en Tarazona, Zaragoza, el 9 de marzo de 1888.
En la fe de Bautismo, consta que el Sacramento le fue administrado en Tarazona al día siguiente de su nacimiento, en la iglesia parroquial de Santa María Magdalena y se le impuso el nombre de Francisca Romana, por el ser la Santa correspondiente al día de su nacimiento. Sus padrinos fueron Petra Marqués, tía paterna y el esposo de ésta, Blas Martínez.
Se crió en el seno de una familia humilde. Su padre, Telesforo Marqués, era herrero y su madre, Isabel López, que procedía de Inestrillas, un pueblo riojano, regentaba una tienda en la parte de abajo de su casa.
Se casaron en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Tarazona, y según dicen algunos, habitaron en principio una casa de la calle san Francisco, hoy Visconti.
Cuando nació Paquita, habitaban en la calle Angosta de san Atilano o al menos así consta en su partida de nacimiento, de hecho fue bautizada en la iglesia de la Magdalena. También se nombra como domicilio la calle Ancha San Bernardo, aunque no tiene mayor importancia, puesto que ambas se encuentran en el barrio turiasonense del Cinto y están al lado la una de la otra.
Hay quien apuesta por otra realidad, la de que no nació en la angosta de san Atilano, sino en una torre de Baqueca, término situado en la carretera de Soria, de no muy buena reputación, en la que se reunían artistas y quizá se dedicaba a alguna otra actividad.
Parece ser que el lugar era propiedad de un notario y que los padres de Paquita regentaban la Venta. También hay quien aventura que la madre de Raquel Meller se encontraba temporalmente cantando en la venta cuando le llegó el momento de dar a luz.
Pero hay mas secretos y dudas sobre Raquel Meller. De todos es sabido que siempre las hay alrededor de cualquier figura importante. Por ejemplo en la Rioja dicen que Isabel fue a Tarazona únicamente a dar a luz a Francisca y después se volvieron a Inestrillas. Otras personas se preguntan porqué únicamente se conocen datos de su hermana Cristina, y nada se sabe de sus otros hermanos, que los hubo.
En honor a la verdad debo incluir aquí un último dato que he encontrado y es que tuvo una hermana, Martina, que nació en Vera de Moncayo, un pueblo cerca de Añón del Moncayo, de donde era la madre de Telesforo. ¿Quizá unos llaman a esa hermana Cristina y otros Martina?
Cuando Francisca tenía poquitos años la enviaron al convento de las Clarisas de Tudela, Navarra, pues una tía suya profesaba en tal convento. Tiempo más tarde la misma tía se la llevó a Montpellier, donde era la superiora de otro convento, y donde quería que Paca prometiera los votos, pero la chica se negó a meterse monja. Por ese motivo Paquita se marchó a Barcelona, donde vivían sus padres que habían tenido que emigrar en busca de un mejor futuro. Paca entonces se dedicó a la costura en un pequeño taller de confección.

Desde muy joven Raquel había mostrado una gran pasión por la música y, gracias al trabajo como costurera, conoció a diferentes artistas que la introdujeron en el mundo del espectáculo.

Las primeras noticias que encontramos sobre las actuaciones de Francisca se sitúan a partir de 1906, en teatritos con obras de carácter picaresco, y bajo el nombre de “La bella Raquel”, aunque más tarde adoptaría el nombre de “Raquel Meller”.

Muchas veces actuaba junto
a su hermana Cristina,
de nombre artístico «Tina Meller».

Debutó con gran éxito en 1911 en el teatro Aribau, y, debido a sus cualidades, enseguida alcanzó la fama y se convirtió en la figura más importante en España, destacando, como he adelantado, en el cuplé. Sobre 1914 José Padilla, pianista en un cine del Carrer Aribau, solía acudir a un bar situado en la misma calle y allí conoció a Raquel Meller, ya que ella vivía en el mismo edificio y solía almorzar en aquel local.José compuso la canción “El Relicario” que se había estrenado sin ningún éxito en el teatro “El Dorado”, a pesar de que se cantó todos los días durante un mes.Pero, a raíz del encuentro, Raquel y él decidieron rehacer la canción, y a partir de entonces se convirtió en éxito internacional.Poco tiempo más tarde comenzaron a salir los primeros discos de Raquel y se hicieron más de cuatrocientas grabaciones durante 1918, 1926 y 1931. Obras destacadas fueron “El relicario" y "La violetera", ambas compuestas por José Padilla Sánchez. La última la cantó Raquel durante cuarenta años en todas sus actuaciones.

Raquel tuvo varios romances, y muchos fueron los hombres que se enamoraron de ella. Por ejemplo Peter Möeller, un marinero belga de quien tomó su nombre artístico. También el pintor Joaquín Sorolla cayó rendido a sus pies.
En 1919, cuando contaba 31 años, se casó en Biarritz con el periodista y crítico literario, Enrique Gómez Carrillo, a quien había conocido en 1917.
Enrique era originario de Guatemala y era muy conocido en Francia por haber sido el amor de Mata-Hari. Los testigos de la boda fueron el Conde de Romanones y Benito Pérez Galdós.

El diplomático y bohemio escritor Enrique Gómez Carrillo redactó un libro titulado “Raquel Meller", en el que ensalzaba a su esposa como Mujer y como Artista.
Este libro fue un homenaje a Raquel, pero no solo por parte de su marido, sino de muchos de los intelectuales españoles del momento, más de cuarenta, que colaboraron, de una u otra manera, en el mismo. Entre ellos lo hicieron Jacinto Benavente, Manuel Machado, los hermanos Álvarez Quintero, Mariano Benlliure, María Guerrero, Apeles Mestres y Ángel Guimerá.

Manuel Machado, en el citado libro “Raquel Meller”, escribe:
"Esta Raquel, por su 'aquel',
por su genio y por su sal,
ha hecho el nombre de 'Raquel',
una vez más, inmortal"
María Guerrero, por su parte, dice en la misma obra:
"La fuerza enorme de la expresión de sus ojos interesa y atrae desde el primer momento. ¡Qué estupenda actriz se ha perdido con esta moda del cuplé en España".
Durante su matrimonio Raquel y Enrique adoptaron a una niña llamada, según unos Elena, y según otros Agustina. Pero sabiendo que el nombre del padre de Enrique era Agustín, es mas que probable que el nombre impuesto fuese Agustina, aunque también pudiera ser que se le impusiera el nombre de Elena Agustina.
Sin embargo ninguno de los dos eran los padres abnegados que una niña hubiera necesitado y la hija no representó para nada una manera de unir a la pareja.
El matrimonio duró menos de tres años, pues tenían un carácter muy diferente. Mientras Enrique era un intelectual reputado, un hombre seductor y mundano, Raquel era más solitaria y estaba acostumbrada a que todo el mundo a su alrededor le prestara atención.


También en 1919, Raquel Meller rodaría su primera película, "Los arlequines de seda y oro", y durante los años 20 fue la única actriz española con presencia en el cine internacional, llegando a grabar con grandes directores.
Desde finales de 1926 hasta inicios de 1927 grabó para la Fox cuatro cortos.
En esta época Raquel Meller percibía 1100 dólares por función.

Lo más importante de su carrera lo vivió en 1926, al actuar en el Empire State Building de Nueva York en solitario.
A su actuación asistió lo más granado de la sociedad y su triunfo fue total en toda la nación.
Tal fue su éxito, que el 26 de abril de 1926 apareció en la portada de la revista «Time».
El crítico teatral del diario New York Times describió a Raquel Meller como "una hechicera", y, en efecto, la ciudad se rindió ante el embrujo de nuestra más insigne turiasonense.

Al inicio de los años 30 se encontraba en pleno éxito parisino, fue entonces cuando Charles Chaplin se fijó en ella y le ofreció el papel de Josefina de Behaurnais en “Luces de Bohemia”, a lo que ella se negó.

Aunque el genial actor incluyó en la cinta la melodía de la canción «La Violetera» como tema principal en esta película, eso sí, omitiendo la autoría de la misma.
El periodo de mayor prestigio de Raquel terminó coincidiendo con el comienzo de la guerra civil española.
Volvió a España en 1939 y lo hizo casada con Edmond Sayac (cuyo auténtico nombre era Demon Saiac), quien tenía doble nacionalidad, pues era a la vez francés y oranés, y según se decía de él, era "el hombre más animado del mundo del espectáculo, el showman por excelencia".
Se trataba de un empresario muy conocido en Paris, y estaba relacionado con ese mundillo. Raquel Meller había aparecido en sus espectáculos, de hecho la unión entre ellos dos probablemente fuera por interés.
Edmond saltó a la fama, a mediados de la década de 1920, por ser propietario o administrador de algunos lugares prestigiosos de Europa, aunque nadie supo jamás donde, de qué manera o cuando empezó su carrera, ni de donde había salido el dinero para llevarla a cabo, si bien es cierto que se le llegó a relacionar con el mundo de las finanzas, por eso también se cree que quizá fuera banquero.
Al igual que lo hiciera con Enrique Gómez Carrillo, la pareja adoptó a un niño, que había nacido un año antes en Buenos Aires. Se le impuso el nombre de Jordi Enric Saiac Marqués.
Aunque durante el tiempo en el que estuvieron casados organizaron en España espectáculos propios y habían obtenido grandes éxitos, Raquel se separó de Edmond en 1942. El niño vivió con su madre hasta los siete años y después lo hizo con su padre. Aunque regresó junto a ella en 1958 y la acompañó hasta el momento de su muerte
Aquí quiero apuntar otro de los secretos que parece guardar la biografía de nuestra protagonista, y es que se dice que tuvo un hijo natural, pero no lo he podido constatar.
Desde 1950 hasta 1958 Raquel Meller actuó de manera muy esporádica.
En abril de 1962 se cayó y tuvo una dolencia cardiaca, a raíz de todo ello fue ingresada en el hospital de la Cruz Roja.
Raquel Meller murió en Barcelona el 26 de julio de ese mismo año, acompañada por su hijo Enrique y la condesa, viuda de Lacambra, Teresa Estany, gran amiga de la cupletista.
Su entierro fue multitudinario y a él acudieron sus hijos Elena y Jordi Enric, además de Edmond Sayac (los tres en la foto).Sus hijos fallecieron poco después que ella, y ambos lo hicieron en trágicas circunstancias, Elena se suicidó abriendo la llave del gas de su piso y Jordi Enric en un accidente de circulación.
Me gustaría destacar, en mi particular apartado de curiosidades, el fuerte carácter de Francisca Marqués López, o mejor dicho, Raquel Meller.
Los desplantes hacia sus pretendientes eran sonados. Uno de esos rondadores, el pintor Joaquín Sorolla, se había enamorado perdidamente de Raquel y le iba dejando dibujos con la imagen de ella para atraer su atención, pero Raquel no quería saber nada de un señor que le pasaba tantos años y ordenaba que los tirasen a la basura. Lo que nadie, o casi nadie, sabía, es que en realidad Raquel estaba enamorada del hijo del pintor, un chaval de 20 años y que se llamaba igual que su padre, aunque todo indica que el hijo no le hizo ningún caso a Raquel.

Fue notoria la amistad que Raquel tenía con el rey Alfonso XIII.
Éste, en cierta ocasión, y a través de una carta, invitó a Raquel a actuar ante él en palacio, pero ella le contestó con otra misiva en la que le decía “el que quiera verme, que venga al teatro, que hay la misma distancia”.
Días más tarde el rey acudió, junto a su esposa, la reina Victoria Eugenia, al teatro a verle actuar y ambos le entregaron un ramo de flores.
Alfonso XIII solía decirle: "cuando te sale la maña eres imposible".

Pero también hay mas anécdotas para ilustrar el genio de la turiasonense. Se cuenta que, en cierta ocasión, Sara Montiel se presentó en su casa porque quería saludarla. Le recibió Jordi Enric, y cuando le avisó a su madre de la visita, le contestó que no quería verla, que se largara.
Tras la decepción por no ser recibida, Sara abrió una vitrina y al ver la peineta que Raquel había lucido al cantar El relicario por primera vez, la cogió y se la llevó. (Fuerte carácter también el de Sara).




De muchos es sabido que, a pesar de sus desplantes hacia el pintor , sí que se conserva alguna pintura sobre Raquel Meller, realizada por Joaquín Sorolla.
Este es el mas conocido retrato que le hizo a Raquel Meller.


Y este, titulado “Retrato de una joven en un sombrero”.
Fue pintado sobre 1920, y su protagonista se cree, casi con total seguridad, que es Raquel Meller.





Así mismo Julio Romero de Torres pintó a Raquel.
Una de las obras le presenta con mantilla en Semana Santa, apoyada en una reja.



Y también es de Julio Romero de Torres “La Venus de la poesía”.
En ella podemos observar a Raquel Meller acompañada, según dicen, por su marido, Enrique Gómez Carrillo.





Carlos Vázquez, quien ilustró el libro “Raquel Meller”,
escrito por Enrique López Carrillo,
también quedó prendado del arte de Raquel.

  

Sirva como ejemplo "El relicario".





-marian tarazona-
*tanto el texto como las imágenes pertenecen al blog*


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