Hércules, el fundador de Tarazona. ¿Mito o realidad?

Dicen que Tarazona fue fundada por Hércules, a los pies del Moncayo, 1677 años antes del nacimiento de Cristo.
Si se trata de una simple fábula o es verdad no voy a ser yo quien lo dude, pero de ello hablaron personajes ilustres.

En la fabula y verdad de Hércules, escrito por Florian de Ocampo y Lucio Marineo, allá por los siglos XV o XVI, se puede leer:    «Mas valiente cuerpo pudiera cobrar la opinión de que Hércules fundó a Tarazona por los años de 1677 antes de la venida de Cristo al mundo, y no le faltará toda el alma de la razón. Este es aquel Hércules famoso a quien llamaron Egypcio, hijo de Osiris, rey de los Argivos en el Oriente, que viniendo a España contra el tirano Gerion, que había usurpado el Cetro contra todos los rayos de la corona, le mato en batalla, y repartió el imperio con sus tres hijos Geriones, con equidad. Mas ellos que heredaron con la sangre la tiranía de la ambición, obligaron a Hércules a que pastando a hacer campo con los tres hermanos, confederados con una misma crueldad, los dejara vencidos en desafío, tomándole por sus mismos puños la Monarquía. De este suceso fatal tuvo principio la fabula a aver muerto Hércules para fer rey de España, a un Gerion con tres cuerpos, como si cada uno de los hombres, aunque sean hermanos, no quisiera gobernarse por su propia cabeza.    Aunque no le falta prueba en los Autores de atribuirle esta fundación, pudieron averse movido con la noticia, de que reinando en España, fabricó sobre las ruinas del sitio de Tarazona un alcázar, para coronarlo de sus trofeos en el como en un granero de... »
(Algunas palabras se han corregido para no perder su significado, otras se han dejado tal y como fueron escritas).
Florian de Ocampo (1499- 1558), historiador, escritor español y cronista de Carlos I, fue el primer autor que acometió la tarea de escribir la historia del pasado remoto de nuestra península y, aunque fue tachado por algunos de charlatán, por inventar las fuentes y crear falsedades, bien es cierto que su esfuerzo fue grande al intentar recoger la tradición e influyó en la creación de las naciones modernas.
Además, en su narración Ocampo incluyó curiosidades y relatos prodigiosos del culto hacia Hércules. Por lo tanto, narró un pasado de España verdadero a su manera, pues reprodujo las pasiones, los instintos, los sentimientos y las creencias de la historia.
Ocampo, en su historia primitiva nos cuenta que Hércules habría recorrido toda la Península fundando ciudades al ritmo de sus conquistas.
Así se explica que, en Tarazona*, ciudad que edificaron en las faldas del Moncayo** , lo hicieran para perpetuar la victoria de Hércules sobre Caco».

* Tirasona, (unión de Tyrii y Ausonii, dos tribus que acompañaron al héroe en su viaje por la Península).
** Mons Caci.
                                      
Por otra parte, Lucio Marineo Sículo ( 1444 - 1536), humanista e historiador siciliano, y que pasó la mayor parte de su vida en el reino de Castilla, nos presenta otros datos:
Afirma que la leyenda de Hércules y España (Hispán) como precedente de la monarquía española apareció por vez primera vez en los capítulos 4 a 6 en el libro «De rebzas Híspaniae» de Rodrigo Jiménez de Rada (principios del s. XIII).
«El Moncayo es el monte del ladrón Caco, un hijo de Vulcano a quien mató Hércules».
Jiménez de Rada había colocado a este poblador de Hispania al frente de la Celtiberia, una leyenda que hasta entonces no figuraba en ninguna otra fuente.
Lucio Marineo dejó escrito cosas como que:
…«No lejos de la ciudad de Tarazona (Tiriasona,) hay un monte: recibe su nombre del ladrón Caco, el hijo de Vulcano a quien según se cuenta mató Hércules, y es muy notorio por su fama»...
…«Junto al monte de Caco está la ciudad de Tarazona, de la que algunos dicen que fue fundada por Tirios y Ausonios. Es una ciudad muy antigua, rica en fertilísimos llanos y abundantemente provista de todo»…
                                                
Como curiosidad me gustaría añadir una historia que Lucio, en el libro cuarto, se trata de una reseña sobre Emiliano, pastor del Moncayo y Confesor de Cristo. Y dice de él.
«San Emiliano fue un pastor de ovejas en la provincia de Aragón, cerca del Moncayo, él que había de ser pastor de hombres. Llevaba a sus ovejas a los prados de los montes, y, como es costumbre entre pastores, llevaba consigo una cítara para que en el cuidado de su rebaño el aburrimiento no embargara su mente inactiva, desocupada y sin ningún ejercicio.
Sin embargo, tras haber llegado al lugar elegido, por voluntad divina se apoderó de él un sueño profundo. Éste convirtió la madera de la cítara en instrumentos propios de las letras y llevó el alma del pastor a un acto de contemplación.
Tras despertarse, piensa en la vida celeste. Dejando a continuación el cuidado de las ovejas, inmediatamente se dirigió a un dichoso eremita que estaba en Castro Libio. Viviendo en soledad casi cuarenta años tras la salvadora enseñanza de éste, sólo tenía relaciones con el coro de los ángeles.

El obispo de Tarazona le ordenó presbítero ilustre de la iglesia de Urgelí, donde hoy se conserva su cuerpo. Ordenado presbítero, ahuyentó con su oración al demonio.
Curó un tumor de estómago a un monje que cuidaba el ganado, a una mujer extranjera la curó de una parálisis y curó también a otra coja, y a la criada ciega de un senador le devolvió la vista. Un año antes de su óbito y casi el centésimo de su vida, tras habérsele revelado que acabaría sus trabajos humanos y que recibiría las promesas del Omnipotente, llevó una vida más dura, y quien ya se había consumido con vigilias y ayunos, de nuevo como un soldado veterano afronta una nueva milicia para que el fin fuese más ilustre.
Así pues, en el mismo año, cuarenta días antes de que sucediera, se le revela la destrucción de Cantabria. Enviado desde allí un mensajero, ordena que el senado estuviese preparado para la festividad de la pascua. Tras haberse reunido aquéllos en el día fijado, les cuenta lo que había visto. Les censura sus ocultamientos, sus matanzas, sus robos, sus incestos, sus violencias y el resto de sus vicios, y les dice que hagan penitencia por todo esto. Al acercarse el tiempo de su muerte, llamó a su lado a Aselo, un presbítero muy santo compañero suyo. En presencia de aquél su alma, dichosísima, separada del cuerpo, fue devuelta al cielo.»
-marian tarazona-
*Texto e imagenes son propiedad del blog*



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