El Cipotegato

Si en este país existe un personaje original y extraño a la vez, ese es in duda el Cipotegato, figura representativa de las fiestas de Tarazona. Fiesta declarada de interés nacional en 2009 y con una antigüedad de más de trescientos años.

Nuestro protagonista porta un un traje arlequinado de colores amarillo, rojo y verde. Lleva una capucha y va provisto de un palo terminado en una bola con el que pretende abrirse paso y espantar a quien le persigue.
Cada 27 de agosto, a las 12 del mediodía, sale del ayuntamiento (antigua lonja de Tarazona), y, abriéndose paso entre turiasonenses y forasteros, realiza un recorrido por una parte de la ciudad.
El recorrido varía cada año, dependiendo de quien ostente el protagonismo de ser Cipotegato ese año. Como explicaremos más tarde, esta figura hoy tan ensalzada, estuvo a punto de desaparecer, pero, en 1987 se recuperó y hoy tiene que procederse a un sorteo entre todas las personas que quieren vestir su traje, que no son pocas.
Mucho se hablado y especulado sobre la historia del Cipotegato, y, realmente, hasta finales del siglo XX no se sabía casi nada, aunque es cierto que corrían entre los turiasonenses muchas versiones.
Unas decían que cada año, se soltaba a un preso del calabozo y se le permitía correr para escapar de la ciudad. Si lograba llegar vivo hasta el humilladero que estaba situado a la salida de Tarazona dirección Soria (lo que hoy se conoce como el crucifijo), quedaba libre. Y digo vivo porque, a la carrera que debía de realizar se le unía el hecho de que toda la ciudadanía que así lo quisiera podía “encorrerle” arrojándole todo tipo de armas de las estuvieran provistos, fundamentalmente, tal y como podemos imaginar, se trataba de piedras. (Encorrer es el verbo que utilizamos los turiasonenses para referirnos al hecho de correr detrás de alguien). Posteriormente se le comenzaron a tirar tomates y verduras ya que, en la plaza donde hoy se ubica el ayuntamiento, estaba el mercado, y el edificio era la lonja de la ciudad.
También se especulaba con la idea de que su origen estaba en algún bufón de la corte que se convertía en diana de los tomatazos que le lanzaban el rey y sus invitados para su diversión.
Otros estaban convencidos de que era un personaje que formaba parte de los paloteados existentes en la comarca de Tarazona y el Moncayo.
Y, por último, a estas alturas queda casi la seguridad de que se trataba de un personaje que, en principio iba delante de la procesión del Corpus Cristi instando a la chavalería a que se retirara del recorrido, para lo que iba provisto de un palo, del que, al final de una cuerda colgaba un pellejo de gato, con el que amedrentaba a los chavales, incluso utilizaba para dar algún golpe.
Ignacio Javier Bona López, como buen historiador, explicó en su día la evolución del personaje.«…Es un personaje que ha caminado por una fiesta religiosa como el Corpus Christi hasta iniciar las fiestas civiles de Tarazona. De bufón a mojigato, o al mismo diablo, se ha transmutado en un acto que hoy por hoy representa una cualidad positiva y de orgullo para los habitantes de esta ciudad aragonesa, mi ciudad.
Así pues, el antiguo “Pellexo de Gato” acompañó más de 200 años la fiesta del Corpus cumpliendo su papel de “encorrer” a los niños para que no entorpeciesen los oficios religiosos hasta que se incorporó al dance de Tarazona. Con el paso del tiempo fue ganando fuerza y tradición, casi como el propio diablo, porque hacía daño a los muchachos con el palo y fue tan denostado que incluso se llegaba a decir en Tarazona “eres más tonto que el Cipotegato”.
Ya en pleno siglo XX los años oscuros eran tan ordenados por el poder que ya casi nadie recuerda que el Cipotegato salía el 27 de agosto por la puerta de la antigua lonja municipal tranquilamente, andando y con un pasillo enorme. Sólo algunos niños se atrevían a desafiar el poder de este personaje vivo y en permanente evolución lanzándole gallones y después tomates, como manda la tradición. Y poco a poco, con la llegada de nuevos tiempos de libertad, la gente fue tomando la Plaza de España como suya y la fiesta comenzó a tomar cuerpo y fuerza, como se demostró aquel Cipotegato del año 1974 cuando todo el pueblo, por primera vez, lanzó tomates contra la Policía Local, el alcalde y la Reina de las fiestas de aquel año. Fue un hito importante en la vida de nuestro Cipotegato. Aquel que era mal visto, que solo se le pagaban unas cuatro perras, unas alpargatas y un abono para los toros; ese Cipotegato, con más de 250 años, muere en 1987 ya que ese año nadie quiso salir. A partir de aquí nace otro nuevo Cipotegato, al que se presentan voluntarios para representarlo gratuitamente y por orgullo, y cada año son más…»
Hoy en día el Cipotegato es una de las fiestas mas originales y conocidas en España y fuera de nuestras fronteras.
Ha evolucionado con los tiempos, incluso una figura que tradicionalmente hubiera sido masculina también puede representarla las féminas, y ya que siempre miro hacia la mujer, no podría dejar de nombrar a la primera que lo representó, Loreto Velilla, hasta este año otras dos mujeres se han metido dentro del Cipotegato, y este año también tendrá el honor de representarlo una mujer.
Con dicha evolución también el recorrido va variando cada año, a elección de quien ostente el título del Cipotegato. Decisión muy acertada, teniendo en cuenta las dimensiones que tiene la plaza donde se ubica el ayuntamiento, ya que de este modo permite que muchas más personas puedan disfrutar de sus carreras por Tarazona hasta que vuelve de nuevo a la plaza, donde, ayudado por sus amigos y quienes ostentaron el titulo de Cipotegato en años anteriores, se subirá a la estatua que lo recuerda durante todo el año y que se colocó con muy buen acierto, permitiendo que la fiesta tenga un colofón impresionante. Allí recibirá merecidas ovaciones, y, lo mismo que antes de salir el corazón le habrá palpitado escuchando los gritos esperando su salida, ahora esos mismo gritos le sabrán a gloria. Porque ya se sabe que ¡Cipote cipote, cipote es cojonudo, como Cipote no hay ninguno!!



Quien sigue el Blog ya conoce que, siempre que me es posible, intento aportar alguna noticia sobre el tema que se halle recogida en la hemeroteca.

Ésta vez, se trata del recorte de un periódico, en concreto de El Imparcial, que, con fecha de 7 de julio de 1929, recogía una reseña sobre nuestro querido Cipotegato.





Y también éste, de La voz de Aragón, en el que podemos encontrar, el 29 agosto 1929, una extensa y divertida crónica en la que desmenuza todos los actos del día 28.



Este artículo, tan resumido, únicamente pretende servir de homenaje a nuestros antepasados, que fueron quienes nos legaron sus tradiciones, y para ello he elegido un poema.
Para todos los turiasonenses, los que fueron, somos y serán. Éstas letras las escribió mi madre, sin complejos para el arte, y tejedora de palabras que le salían del alma tan fácilmente como le salía la bondad.
EL CIPOTEGATO
De un bufón en un banquete
la historia voy a contar
no se si es historia o cuento
más… bueno, voy a empezar.
Ante el rey en el palacio
y en magnífico salón
a este y sus comensales
amenizaba un bufón,
era bajo, dicen, feo,
un gran bigote tenía,
y, danzando y dando saltos,
¡que a gusto se divertía!
Tan feliz el rey estaba,
y tan a gusto reía,
que cogiendo un buen tomate,
que en la mesa se servía,
tirólo sin saber cómo,
y tan certero atinó,
que puso al bufón la cara
de muy jugoso color.
El buen bufón desde entonces,
cuando tiene que actuar,
sale con cara tapada…
por lo que pueda pasar,
pero de su gran bigote
mucho no puede tapar
y a los lados de la tela
deja el mostacho asomar.
Aún resultó más gracioso
que desde entonces el rey
llamólo cara de gato
y ya sin saber por qué,
pues la historia se ha perdido,
el Cipotegato es.
Si la historia es o no cierta
nada puedo asegurar,
pues como me la contaron
yo me la puse a contar,
lo que afirmo y aseguro
que si llegara a faltar
a las doce su salida
de casa consistorial,
perderían nuestras fiestas
el sabor tradicional.
-Rosario Marqueta Murillo-

Como el lector imaginará, en el año 2020 y 2021 no se celebraron en Tarazona las fiestas patronales, y, por ende, tampoco salió el Cipotegato y solo se había suspendido con motivo de la guerra civil. Por ello espero y deseo que este año se celebren como merece.
¡Cómo CIPOTE no hay ninguno!
27 de agosto de 2022 

-Marian Tarazona-
*texto e imágenes son propiedad del blog*

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