El misterio del bergantín Mary Celeste.- ¿Un barco gafado o embrujado?
Si hablamos de un barco en que todo lo que le rodee sean desgracias, y que a todo el mundo que tenga algo que ver con el, le ocurra algo malo, no podemos hablar de otro que del Mary Celeste, todo en el es un enigma, desde el principio hasta el final.
Ilustración. Marian Tarazona |
El Mary Celeste fue construido en Parrsborough, Nueva Escocia, en 1861. Era un bergantín goleta con casco de madera y dos palos, con aparejo redondo en el palo trinquete y velas cuadradas. Tenía 286 Toms. de desplazamiento, 30 metros de eslora y 7,6 de manga.
Este barco nació gafado, pues sufrió varios accidentes en poco tiempo. Cambió de propietario (el primero murió antes de hacerse con el a la mar ahogado en la playa, y el segundo durante la primera travesía) y de nombre varias veces: primero se llamó Amazon, luego Mary Sellars y finalmente, y por culpa de un error tipográfico del pintor, Mary Celeste.
En el primer viaje del Amazon, el barco sufrió su primer percance al topar con una encañizada de pesca, cerca de Maine. Los daños sufridos en el casco obligaron a que le la embarcación tuviera que volver a los astilleros. Casualmente, se originó un incendio donde estaba siendo reparado el barco, hecho que le costó el puesto al segundo de sus capitanes, John Nutting Parker.
Cuando todo estuvo preparado, el Amazon cruzó por primera vez el Atlántico sin problemas, hasta que llegó al estrecho de Dover, donde chocó con un bergantín. Éste se hundió y el Amazon tuvo que ser reparado de nuevo, lo que causó que su tercer capitán se marchase en busca de otro puesto. Después de las reparaciones y del nombramiento de otro capitán, el Amazon volvió a América y, acto seguido, encalló cerca de Cow Bay, en la isla de Cape Breton (Nueva Escocia).
A partir de este momento, la historia del Amazon toma otro camino. Fue sacado del entorno rocoso. en el que se encontraba, y vendido varias veces. Muchos de los negocios de sus propietarios quebraron sin obtener beneficio alguno. Al final, un consorcio de armadores se hizo cargo del barco.
Un 7 de noviembre de 1872, el Mary Celeste emprendió la travesía Nueva York a Génova con unos 1700 barriles de alcohol. Iba al mando el capitán Benjamín S.Brigss, al que acompañaban su esposa y su hijita, también viajaban dos contramaestres y cinco marineros. Una semana más tarde, salió también de Nueva York la goleta Dei Gratia al mando del capitán David R. Morehouse.
-Imagen obtenida de Internet- |
Cuando el Dei Gratia llevaba unos veinte días navegando, avistó el Mary Celeste y enmendó el rumbo para encontrase con él y saludar a su capitán, (en aquel tiempo esto se hacia muchas veces, como entretenimiento en medio de una larga travesía), sin embargo, al llegar a la altura del bergantín, el capitán Morehouse se percató de que no se divisaba a nadie, ello justificaba que el Mary Celeste llevase un rumbo errante, el capitán pensó que la gente estaría bajo cubierta, que se encontraría enferma, incluso que podrían haber contraído la peste. Llamó, hizo señas, mandó señales de alarma pero nadie contestó, gritó pero no recibió ninguna señal de respuesta a su llamada.
Entonces echaron un bote al agua para acercarse al Mary Celeste, mientras contemplaban como el barco se movía sin rumbo, navegando libremente al antojo del mar. Cuando llegaron contemplaron extrañados que el Mary Celeste estaba abandonado.
Una vez a bordo procedieron a inspeccionar de arriba a abajo la nave, todo mostraba apariencia abandono repentino, pero nada había que lo explicase, pusieron orden en el aparejo y condujeron el barco a Gibraltar, poniendo así fin al primer capitulo de este extraño caso de desaparición.
Pese a que se descubrió presencia de agua en varias partes del barco, nada parecía indicar que la embarcación hubiera sufrido los embates de una tempestad. Sin embargo, elementos tan imprescindibles para la navegación como son el sextante, el cronómetro, la corredera y los libros de navegación, habían desaparecido. También en el sollado de proa, reservado a la tripulación, todo estaba en su sitio: los encerados de los marineros, sus sacos, sus botas, e incluso unas cuantas pipas y ropa tendida en unas cuerdas. Pero, se sorprendieron aún más al hallar en la cocina, sobre un fogón todavía caliente, una cacerola conteniendo un pollo recién cocido y unas tazas de té aún tibio descansando en la mesa central.
El capitán Morehouse fue informado inmediatamente sobre el suceso y solo le cupo pensar que la infeliz tripulación había sido víctima de una enfebrecida tormenta. Sin embargo, alguien contradijo inmediatamente esta teoría: “He encontrado una máquina de coser y sobre ella un frasco de aceite que difícilmente hubiese aguantado ahí de haber sufrido un fuerte oleaje”.
¿Qué había, sucedido entonces en el velero? ¿Dónde había ido a parar la tripulación? ¿Qué les empujó a abandonar la embarcación?, y, de ser así, ¿Qué medios utilizaron para hacerlo, hallándose como se hallaban, los botes de salvamento en su sitio?.
El capitán Morehouse decidió finalmente llevarse consigo el bergantín fantasma a tierra firme, y allí, tratar de dar explicación a éste misterio.
El capitán del Dei gratia, dio parte del salvamento a los armadores y a las aseguradoras y el tribunal del almirantazgo de Gibraltar abrió expediente y comenzó a tomar declaración.
Además del repentino abandono de la nave había una serie de circunstancias que hacían inexplicable este caso. Una de ellas eran las mas de quinientas millas navegadas en un tiempo muy improbable para un barco sin tripulación. otra el deterioro de mas de dos metros en ambas amuras de la nave. A ambos lados de la roda, a dos o tres pies por debajo de la línea de flotación había una entalladura de unos diez milímetros de profundidad, por una anchura de treinta y dos, y unos dos metros de largo, y mostraba señales de ser reciente. El inspector de la navegación explicó que aquel tajo no podía ser obra del mal tiempo, sino que parecía haber sido causado por un instrumento cortante. También se encontraron manchas rojizas en una antigua espada, aunque posteriormente se comprobó que no era sangre.
Nunca jamás se supo nada de los pasajeros que se volatilizaron sin saber como. Tanto se enmarañó la historia que aun hoy cuesta distinguir entre la realidad y la ficción.
La idea de la tempestad y huida de la tripulación no se sostenía puesto que los botes salvavidas estaban en el barco y era imposible abandonarlo a nado, también se descartó la hipótesis de que hubiesen sido asaltados por piratas.
Quedan un par de explicaciones, había nueve barriles vacíos o dañados, por lo que todo hace pensar que la acumulación de gases de alcohol pudo provocar una explosión, de haber ocurrido de este modo, pensando que todo el barco podía estallar, el capitán, su familia y la tripulación podían haber embarcado en un bote, dejando un largo cabo con la intención de volver al Mary Celeste, pero pudo ser que se rompiera el cabo, y al derivar el barco, no pudieran volver.
La otra hipótesis es la presencia de una tromba marina (una columna de agua en rápida rotación, parecida a un huracán, que se levanta de la superficie del océano impelida por un viento turbulento), que hiciera pensar al capitán que el barco iba a hundirse, y que cogieran el bote para volver, pero el cabo pudo romperse y el mar se llevó el bergantín.
Otras teorías son el asesinato cometido por la propia tripulación del Mary Celeste o por los hombres del Dei Gratia. Otras historias hablan de un enorme pulpo hambriento que hubiera capturado a toda la tripulación, pero, aún cuando existan animales de enorme tamaño, es muy poco probable que todos los tripulantes del Mary Celeste hubieran permanecido inmóviles allí mientras el monstruo los agarraba. Además, se supone que un animal no deseaba adueñarse de la yola, del cronómetro, del sextante y de los documentos del barco.
Una última teoría, a primera vista aceptable, podría ser que la comida, o el agua para beber, estuvieran contaminadas, y esto hiciera que la tripulación sufriera alucinaciones y trastornos mentales que les llevase a lanzarse por la borda. Pero los miembros de la tripulación del Dei Gratia consumieron la comida y el agua que encontraron a bordo del Mary Celeste y no enfermaron.
Otra explicación, algo fuera de lugar, es que la tripulación del Mary Celeste fue secuestrada por un OVNI. Incluso se ha hablado de la desaparición en el llamado triangulo de las Bermudas... En definitiva, todo un enigma.
Después de la tragedia, y a lo largo de los 12 años siguientes, el barco cambió de manos al menos 17 veces. Ninguno de sus propietarios dijo nunca una buena palabra de él. Anduvo dando bandazos por la costa de los Estados Unidos, perdiendo cargamentos, velas y marineros, encallando e incendiándose con increíble regularidad. Parecía que el Mary Celeste era víctima, desde que fue botado, de una especie de maldición.
A finales de 1884 Gilman C. Parker compró un Mary Celeste, ya viejo, y lo cargó con mercancías que aseguró en 30.000 dólares, pero el bergantín encalló en las barreras coralinas del Banco de Rochaelais, cerca de la costa de Haití.
Parker presentó una reclamación, pero las compañías de seguros sospecharon de él y le mandaron investigar, Parker había cargado el barco con basura, lo hizo encallar, descargó la parte de la mercancía que podía vender y luego incendió el barco. Fue acusado de fraude y negligencia criminal pero él y sus cómplices salieron libres de condena, aunque no de la mala suerte del Mary Celeste, al poco tiempo.
Parker se arruinó y murió pobre y desacreditado y uno de los cómplices de su conspiración se volvió loco y murió al cabo de un tiempo y otro se suicidó.
Al final, el maleficio del Mary Celeste había vencido, tras haber destrozado numerosas vidas…
El Mary Celeste, acabó sus días en los arrecifes de Roshelle, cerca de Haití, el fuerte oleaje lo fue destruyendo poco a poco.
-marian tarazona-
*texto e imágenes son propiedad del blog*
(Este artículo fue publicado por vez primera en Diario digital camariñan)
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