El milagro de la luz _ San juan de Ortega

El Monasterio de San Juan de Ortega se encuentra situado en la localidad del mismo nombre, pedanía de Barrios de Colina, Burgos, y en el trazado del Camino de Santiago Francés.


Juan de Velázquez, quien pasaría a la historia como San Juan de Ortega nació, en 1080, en Quintanaortuño, de ahí que también se le conociese como Juan de Quintanaortuño. Fue un gran viajero, marchó a Jerusalén y a Compostela, y, a través de las peregrinaciones, se unió al que llegaría a llamarse Santo Domingo de la calzada, Domingo de Viloria, y juntos se pondrían al servicio de los peregrinos. Toda su vida la dedicó a ayudar a los peregrinos que transitaban por el camino de Santiago construyendo puentes y calzadas para facilitar su paso, pero fue en el pueblo burgalés de san Juan de Ortega donde construyó una capilla, un monasterio y también un albergue para quienes realizaban la peregrinación.

Pasado el tiempo se le unirían más personas en la labor de su colaboración en las labores hospitalarias, a partir de ahí, nació el pequeño monasterio de san Nicolás, al que posteriormente se conocería como de san Juan de Ortega, regido bajo la regla de san Agustín, y al que, el 24 de abril de 1138, el papa Inocencio II tomó bajo su protección.
Hoy en día el monasterio de San Juan de Ortega es un conjunto monacal que consta de la capilla de la San Nicolás de Bari o Capilla del Santo, la iglesia de San Juan de Ortega, el Claustro de los Jerónimos y el Refugio de Peregrinos, que posee un pequeño claustrillo de piedra rojiza.
La iglesia es de estilo románico y gótico, y fue declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento el 3 de junio de 1931.
En el ábside del evangelio encontramos un triple capitel en el que está representado todo el ciclo de la Natividad de Cristo, comienza con la escena de la Anunciación y finaliza con la del Nacimiento.
Está fechado, como toda esta parte de la iglesia, a finales del siglo XII.
Dicho capitel, de por sí bellísimo, goza además de gran admiración, ya que en cada equinoccio y a las 5 de la tarde, hora solar, tiene lugar el denominado milagro de la luz, gracias a la luz del sol poniente. A esa hora, un rayo de luz, que llega desde el óculo del coro del templo, ilumina la escena de la Anunciación, en ese momento la Virgen recibe la luz de pleno, María mira directamente al rayo de sol que ilumina su vientre, recibiéndolo entre sus brazos y en ese momento las facciones serias de su cara, tan típicas del románico, se dulcifican y sus ojos parecen deslumbrados por el sol.
Contemplarlo en silencio, acompañado de quienes estamos reunidos a la espera, produce una emoción mágica al ser conscientes de que estamos vislumbrando un prodigio astronómico, artístico y religioso a la vez.
Se trata de una de esas sensaciones que hay que ver y vivir al menos una vez en la vida.

Una de las cosas que más llama la atención es que la virgen María no se encuentra en frente del arcángel san Gabriel, como es lo habitual, sino que está a su lado, sonriendo, esperando también que el rayo ilumine la escena, aparece arrodillado portando un báculo rematado en una cruz patada.
María levanta las manos en señal de saludo y sumisión a los designios de Dios.
Y comento que es curioso, porque este hecho explicaría que el capitel no surgió como fruto de la casualidad, sino que se hizo de tal manera que se vieran las dos figuras.
Toda la iglesia tuvo que construirse conociendo este fenómeno, para que hiciera coincidir el capitel con la fecha, 21 de marzo y 21 de septiembre, y la hora, para que el rayo incidiera directamente en ese capitel y no en otro, para ello tuvieron que tener en cuenta la posición de la tierra y el sol.
En la Edad Media se conoció en seguida este portento, sobre todo el de primavera, ya que acontece nueve meses antes del nacimiento de Cristo, ello generó la creencia de que el templo ejercía poderes para la fertilidad. El Espíritu Santo, en forma de luz, ilumina el vientre de la Virgen María, para transmitir la idea de fecundidad y de vida.
Las esposas de Carlos V y de Felipe III peregrinaron hasta san juan de Ortega en busca de su anhelada descendencia, incluso se cree que Isabel la Católica lo hizo de rodillas hasta la entrada del templo para ser bendecida con hijos.
Tuvo siete, lo que podría dar idea de que el sacrificio funcionaba.
Por lo tanto no extraña que el santo sea patrono de las mujeres que desean descendencia.
San juan de Ortega, además, es patrón de los arquitectos técnicos, por ser un gran constructor, también lo es de viandantes de los camineros y de los campesinos.

He comentado que el capitel recoge toda la natividad de Cristo, y es impresionante contemplar cómo, el rayo de luz comienza con la Anunciación a María del milagro que iba a producirse pero, poco a poco, la luz, en su movimiento, va iluminando el resto de escenas representadas, María visita a su prima santa Isabel y ella, a su vez, mantiene una mano sobre el vientre de María, intuyendo su futura maternidad.


A continuación, queda iluminada la siguiente escena, un ángel toca la cabeza de san José para comunicarse con él en sueños, mientras éste se encuentra en la tradicional actitud meditabunda, después vemos como se ilumina la escena del nacimiento de Jesús, el pesebre con el niño calentado por el buey y la mula y la Virgen tendida.

Si quieres ver completa la secuencia de la luz pincha AQUÍ

-marian tarazona-
*imágenes, texto y vídeo pertenecen al blog*

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