San Juan Xar es un lugar mágico
situado en el norte de Navarra. El que sea mágico no le hace ser inaccesible ni
mucho menos, es mágico por que sientes que lo que te rodea tiene
una fuerza especial, algo que te atrapa, un remanso de paz enmarcado por un precioso
y limpio rio y por un verde que difícilmente puede olvidarse.
Nada mas llegar
te da la bienvenida un arco de piedra, y da la sensación de que te está esperando,
de que se abre ante ti regalándote la posibilidad de que lo admires y absorbas su energía.
El lugar está
rodeado de carpes, abedulillos, o hayas blancas, de las tres formas se conoce, y según la tradición nos cuenta que, dado el
poder mágico de su madera, se construían con ella las varitas mágicas para
utilizarlas en la adivinación. También podemos encontrar arces, robles, fresnos y castaños centenarios.
Este hermoso
rincón es reserva natural desde 1987, para garantizar la protección del Carpe, ya que se trata de una especie única en la península Ibérica, y de forma
natural solamente crece aquí. En la medicina natural las hojas cocidas del
carpe se emplea como astringente. La madera se emplea como combustible.
Cuando llegas al majestuoso rincón te encuentras con una fuente de tres caños. A sus aguas se les atribuyen propiedades curativas para enfermedades de la piel. La tradición dice que el baño nocturno produce su curación, aunque ahora, quienes acuden para buscar una sanación primero han de beber de los tres caños y a continuación mojar una tela y aplicarla en el lugar del padecimiento.
Una vez terminado el proceso se coloca el paño en un lugar que hay preparado para tal fin. Antiguamente se dejaban sobre los matorrales. La persona encargada recogerá dichos lienzos y los quemará en una hoguera para facilitar la curación.
Terminado el ritual se sube por unas escaleras de piedra para acceder a la gruta. La tradición y el lugar son antiguos, pues Xar deriva de Zahar, que en euskera significa antiguo, viejo.
La ermita desde antiguo ha disfrutado de una gran devoción por parte de los habitantes de toda la zona.
La cavidad horadada en la piedra hoy está convertida en ermita consagrada a San Juan.
Antes de que se colocara la imagen de San Juan Bautista que hoy preside la cueva, las ofrendas estaban dirigidas a las lamias, ninfas del bosque que, según la mitología, habitaban esta zona desde los albores del tiempo.
Pero también se dice que en esta cueva vivió Basajaun. Con todo el respeto que me merecen estas tradiciones, es cierto que al ver la estatua algo me hizo ver cierto parecido a lo que yo me imagino como debe ser Basajaun. Según la mitología «El señor del bosque».
Por supuesto que aquí se entremezclan muchas cosas, vegetación, agua, piedras, una cueva, pero también una leyenda que nos cuenta que hace mucho tiempo vivía en el lugar un pastor llamado Juantxo, cuya mujer padecía una grave enfermedad en la piel a la que no le daban solución.
Un día que estaba especialmente preocupado se le apareció una lamia y le dijo que le iba a dar el remedio, pero que no tenía que contárselo a nadie. "Tienes que mojar un trapo en las tres fuentes, pasa el trapo mojado por el cuerpo de tu mujer y déjalo a secar. Cuando se seque tu mujer estará salvada". Juantxo se lo prometió e hizo todo cuanto le había indicado la lamia. Pero cuando su mujer se curó no fue capaz de guardar el secreto y se lo contó a todo el mundo. Al día siguiente, cuando estaba de nuevo con sus ovejas se le apareció la lamia y le convirtió en piedra.
Si lo que ocurre aquí es leyenda, o si es superstición, no voy a ser yo quien opine, pero en la gruta hay depositadas muchas ofrendas, desde baberos, a prendas de vestir, y muchas velas.
Sin duda esto nos recuerda a los rituales que se realizaban antaño, cuando las ofrendas eran una fruta o una mazorca de maíz, quizá en agradecimiento por una buena cosecha.
A mi me gusta realizar rituales de antaño, así que esta vez no fui por mera curiosidad, también llevé a cabo mi ritual, convencida de que mi «pequeño mal se curará cuando se seque el pañuelo que utilicé»
**Se accede al llegar al punto kilométrico 4,4 entre los pueblos Arantza e Igantzi. Allí nos encontramos ante un arco que atravesaremos, y, tras un pequeño paseo, llegaremos a las tres fuentes**
-marian tarazona
*texto e imágenes pertenecen al blog-
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