El sanatorio de Agramonte

Si existe un lugar en nuestra geografía, un enclave emblemático que evoque misterio, que sea paradigma de curiosidad y hechos extraños en un lugar abandonado, sin lugar a dudas ese es Agramonte.
Desde que empecé a interesarme por esta temática, me ha llamado siempre la atención la fijación existente con este sanatorio situado en el monte más importante del sistema ibérico, con respecto a hechos relacionados con el dolor. Y si digo que me ha llamado la atención es porque yo viví muchas horas en ese lugar, en los eternos veranos que disfrutaba en el Moncayo.
 
Estoy hablando de cuando era una niña, muy niña, así que se supone que no habría grandes problemas en que mis primos y yo anduviésemos por todas las estancias del sanatorio sin ningún problema de nada.
    
Además jugábamos y correteábamos por todas las dependencias, las terrazas, la cocina y el comedor, y oíamos misa en su pequeña capilla.

    
Incluso si era necesario, como lo fue en alguna ocasión, también utilizábamos su enfermería o dispensario.



Prueba de la normalidad que se vivía allí es esta fotografía.

La he podido rescatar del recuerdo, y en ella puede verse a un incipiente grupo musical turiasonense llamado "The cavernus".

Está realizada en Agramonte, un día en el que fueron a amenizar a las personas ingresadas y visitantes del sanatorio.

    

Cuando leo u oigo todo el sufrimiento que había en el sanatorio de Agramonte me sublevo, ya que solo existía el sufrimiento propio de la tuberculosis. Claro que sufrían, pero para nada les infringían malos cuidados, y mucho menos los quemaban en ese horno que tanto sale en las redes, y que yo recuerdo que se utilizaba para lo que se utilizan normalmente los hornos en una cocina.
También he leído y escuchado historias truculentas sobre asesinatos de camareros o trabajadores cuando "fue" hotel de lujo.
Por todo esto que narro aquí, en cuatro pinceladas, es por lo que he querido escribir el presente artículo.
No pretendo con él echar abajo las teorías sobre las apariciones en forma de sonidos, imágenes, impregnaciones, etc. No soy quién para poner en duda lo que otras personas hayan oído o visto, únicamente pretendo tener un recuerdo de un lugar que para mí fue encantador, del cariño que las hermanas y sanitarios tenían con los enfermos, con un ambiente muy agradable y en el que me sentía como en mi propia casa.
Me voy a permitir poner los datos desde sus comienzos, imágenes incluidas, y así recordar a todas las personas que por allí pasaron.
Desde principios del siglo XX el ayuntamiento de Tarazona (Zaragoza), al cual pertenece, había intentado varias veces impulsar la zona del Moncayo y aprovechar sus muchas ventajas, pero no fue hasta 1927 cuando se le declaró “Sitio natural de Interés Nacional de la Dehesa del Moncayo”.
Después el lugar ha sufrido algunas transformaciones y muchas vicisitudes, pero solo me centraré en lo que es la zona de Agramonte.
En 1934 se cedieron al ayuntamiento de Tarazona unas 40000 hectáreas para construir la ciudad Montaña de Agramonte. Dicha ciudad montaña estaba prevista que la formaran un hotel y unas colonias escolares. Las obras de la ciudad montaña comenzaron precisamente por el hotel.
En el lugar existía un pequeño refugio que había sido construido en 1920, y, a partir de él, se fue modificando.
El edificio del hotel constaba de dos plantas y estaba provisto de instalaciones eléctricas, baños, agua corriente y calefacción.
La planta noble disponía de salón y comedor y en la segunda planta se construyeron once habitaciones. En 1930, casi se había terminado un hotel de montaña de lujo.
Poco antes de 1936, el edificio había sido incluso saqueado, entonces llegó la guerra civil y quedó abandonado.
A raíz de este hecho surgió la leyenda, o el rumor, de que una noche el hotel había sido asaltado con nocturnidad y alevosía, y que los trabajadores y los huéspedes habían sido ultrajados y asesinados, como ya he comentado antes.
Sin embargo no hay documentos que así lo acredite, son cosas que simplemente pasan de boca en boca. Y es lógico que no existan tales datos, ya que el hotel jamás se llegó a inaugurar, por lo tanto es imposible que, si no se abrió al público, hubiera turistas y mucho menos trabajadores.
El 11 de febrero de 1936 la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y La Rioja había inaugurado un dispensario antituberculoso en Zaragoza, pero al estallar la guerra civil tuvieron que convertirlo en un puesto de socorro para urgencias.
Posteriormente se convirtió en hospital militar para heridos de tórax y para enfermos derivados de otros centros médicos.
Pero el centro era necesario para atender a los heridos en el frente, por lo que la Caja utilizó como hospital un lugar que poseía en Veruela, que era utilizado como colonias para niños. De este modo el centro se convirtió en un hospital para heridos y enfermos de tórax.
Este centro médico contaba con todos los servicios y poseía cien camas. En 1938 se añadieron instalaciones para personal civil, sin embargo las camas para atender a los enfermos se quedaron cortas. No debemos olvidar que el sanatorio daba servicio a quienes no podían pagarse el tratamiento, ya que entonces no estaba cubierto por el servicio de la seguridad social.   
Por ese motivo la caja de ahorros compró el hotel de la ciudad montaña del Moncayo, que, en aquel tiempo, como he comentado, se encontraba cerrado.
El lugar era el idóneo. El clima y la naturaleza reinante eran magníficos para el tratamiento de dichos enfermos. Todo ello, unido a las amplias galerías que poseía el edificio, corridas al aire libre, permitían a los enfermos a la vez de disfrutar de un magnífico paisaje, respirar aire puro. Fue la propia entidad quien se hizo cargo de todas las obras necesarias.   
Pero al convertirse el lugar en sanatorio las dependencias se quedaron pequeñas, por lo que se procedió a la construcción de dos pabellones de estilo más humilde que el primitivo, donde estaba la entrada principal del sanatorio, la misma que un principio iba a ser la entrada principal del hotel.

De esta manera nació el que hoy conocemos como sanatorio de Agramonte. Su nombre era “Sanatorio antituberculoso para mujeres de la Inmaculada Concepción”, y fue instituido en colaboración con el Patronato Nacional Antituberculoso.
Una vez terminado el sanatorio fue inaugurado, en mayo de 1938, por el general Martínez Anido, a la sazón ministro de orden público.
Las hermanas de la caridad de santa Ana llegaron al sanatorio el 8 de agosto de 1938, antes que a ellas la entidad había contratado a enfermeras profesionales.   
Las primeras enfermas lo harían el 18 de agosto de ese mismo año. En principio el sanatorio anti tuberculoso estaba dirigido solamente a mujeres, si bien más adelante también accedieron niños y algún hombre.
Allí se acogieron a enfermos de Aragón, Norte de España, Valencia y Cataluña.
Mucho se ha hablado sobre apariciones fantasmales, sobre los pobres enfermos a los que tenían medio abandonados, descuidados y que los enterraban de mala manera al lado del sanatorio.
No debemos olvidar que Agramonte no era un lugar de vacaciones, era un sanatorio donde había enfermos graves, alguno no lograba curarse e incluso había quien moría, claro que morían.
Y en aquel tiempo, donde la pobreza abundaba, muchas familias no podían trasladar a sus familiares finados, por lo que tuvieron que construir un cementerio provisional y darles allí sepultura, el cementerio pertenecía a la cercana localidad de san Martín de la virgen del Moncayo.
En 1942 se llevaron a cabo en Agramonte las primeras tareas quirúrgicas, actuaciones muy importantes y que fueron divulgadas en muchas publicaciones médicas. Tanto es así que, en 1957, el discurso inaugural de la real academia de medicina de Zaragoza versó sobre una de esas operaciones.     
Cuando el tratamiento antituberculoso entró a formar parte de la Seguridad Social, el sanatorio de Agramonte dejó de utilizarse, procediéndose a su cierre definitivo el 30 de septiembre de 1978.
A partir de ahí el abandono y la dejadez ha hecho que hoy se encuentre en un estado de total abandono con el riesgo que ello conlleva.
La verdad es que ha habido algún intento por reabrir el lugar, pero todo se ha quedado en intento.
En los años 80 se planeó convertirlo en un centro de ocio, ideado por CCOO y UGT. Parecía que todos los grupos municipales estaban de acuerdo, sin embargo la idea no cuajó.
También hubo un proyecto, o ilusión, de convertirlo de nuevo en un centro sanitario, para personas mayores, incluso se iba a utilizar como un lugar para investigación, pero acabó con el mismo resultado.
Como es habitual en mí, siempre intento buscar el lado amable en mis investigaciones, y lo hago en forma de anécdotas. Y claro, Agramonte no podía ser menos.


*En primer lugar expongo un documento del 13 de diciembre de 1955, en el que se lee que D. Manuel Hurtado y García, obispo de Tarazona, nombra capellán del sanatorio de Agramonte a D. Juan Belsue Almao.
**Otra anécdota la encontré en la hemeroteca. En ella se lee la noticia de que en 1979 la joven orquesta de cámara de España, dirigida por Jorge M.ª Rivero, recaló en Agramonte.
Llegaron dos autobuses al monasterio de Veruela con los músicos más los instrumentos. Pero había un problema, no tenían permiso para alojarse en el lugar y menos dadas las condiciones necesarias para su estancia, por lo que recibieron la orden de que salieran, incluso les amenazaron con llamar a la guardia civil.
José Luis Moreno, a la sazón alcalde de Tarazona, autorizó que se alojaran, de manera temporal y extraordinaria, en el abandonado sanatorio de Agramonte, aunque la situación del lugar era del todo deplorable.
La joven orquesta finalmente actuó en el teatro bellas artes de Tarazona con mucho éxito, a pesar de las penurias por las que tuvieron que pasar, tanto en el Moncayo como en el teatro, ya que la calefacción estaba estropeada.
  


***El 14 de septiembre de 1948, en la vanguardia puede leerse, con cierto alborozo, que "puede subirse al Moncayo en coche". En dicha noticia se nombra, como no, Agramonte. .«Lo que fue en tiempos refugio turístico en ese término de Agramonte, se ha convertido ahora en uno de los sanatorios pretuberculosos mejor dotados de España»….



  
Antes de terminar quisiera aquí comentar, también a modo de anécdota, que antes de llegar a Agramonte existe un tramo de carretera en el cual parece que la gravedad nos engañe.
Cuando crees que estás subiendo, y de hecho es una cuesta, si dejas el coche en punto muerto verás como el vehículo sube solo. Y si lo haces al contrario también funciona. Cuando bajas, si lo dejas en punto muerto, el coche se va hacia atrás, hacia el Moncayo.
Os invito a que busquéis vuestras propias teorías.
Comento esta curiosidad porque pienso que muchas veces buscamos por buscar misterios donde no los hay, nos los inventamos y pasamos por alto cosas mas sencillas y que nos tendrían un rato entretenidos buscándole explicación.

-Estado actual de lo que un día fue la capilla del sanatorio de Agramonte-
Como despedida me gustaría quedarme con la sensación de que, después de intentarlo tantas veces, y con tantas cosas que quedan sin decir, por fin he rendido mi pequeño homenaje a ese lugar que tantas horas me acogió en los veranos de mi infancia y del que guardo grandes y hermosos recuerdos en mi memoria con gran cariño.

-marian tarazona-
*tanto el texto como las imágenes son propiedad del blog*




Comentarios

  1. Gracias por tu sincera e ilustrativa información

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  2. Me ha gustado mucho Marian..desconocía muchas cosas..gracias..un abrazo.

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    1. Me alegraría saber que te ha servido.Otro abrazo y gracias a ti

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  3. Muchas gracias, toda una investigación que sin duda debió llevar muchas horas y ni qué hablar de paciencia ,pero especialmente está hecha con mucho cariño.
    Gracias!!!

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    1. Gracias a ti por apreciarlo. Me alegra que te haya parecido interesante.

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