El monasterio de san Jorge de Azuelo, el cráneo del santo y la Risma

Llegar a un lugar en medio del campo, cerca del pueblo de Azuelo y encontrarte con este edificio te deja con la boca abierta.
Si además, como aragonesa que soy, averiguo que el templo cobija la reliquia de san Jorge, el alborozo es superior.

La iglesia es una joya, una verdadera joya románica que fue edificada a principios del XII bajo la advocación de san Jorge e influida por el estilo jaqués y de Loarre, cuyo modelo era edificar un crucero con su cimborrio, correspondiente, en un templo de una sola nave.
Todo indica que, antes de ésta, debió de existir otra primitiva, pero no se conserva nada de ella y fue sustituida por la actual de fábrica románica. El ábside, la cúpula y el portalón de entrada por el oeste, son románicos de los siglos XI y XII influenciado por el aragonés, sobre todo, como queda dicho, por el románico de Jaca y Loarre.

Presenta una gran armonía y majestuosidad. Algunos capiteles exhiben motivos vegetales, aves, personajes diversos, hay también una figura cabalgando sobre un león, y existen otros sin ornamento alguno.
Posee un sencillo pórtico de dos arcos de medio punto al oeste, sobre pilastras, y uno al sur.
Destaca el paredón-espadaña con sus cuatro huecos acompañados de sus correspondientes campanas. 
Durante el siglo XVI se modificaron el alzado y las cubiertas.
La iglesia se encuentra al norte de donde anteriormente estuvo ubicado un monasterio benedictino, tal y como quedó demostrado en las prospecciones arqueológicas con el hallazgo de estructuras monásticas que permite adivinar la estructura arquitectónica original.El monasterio de san Jorge de Azuelo ya aparecía documentado en 1502, cuando el rey García Sánchez III fundo el de Nájera, y entre las donaciones y privilegios aparece el de san Jorge de Azuelo. Por lo tanto este último pasaría a ser un priorato dependiente de Nájera. Sin embargo, en la restauración, efectuada en 1968, se halló una piedra de origen carolingio, lo que hace pensar que el cenobio existía ya en los siglos IX o X. De hecho el cenobio aparece en un documento como donación de Sancho Abarca en el 992, y en otro de 996, en el que se nombra a Jimeno como su abad, aunque no hay más datos de dicho abad y solo se le conoce por firmar dos documentos. Tampoco se sabe nada de los monjes que lo habitaron.
No existe documento alguno donde conste la fecha exacta de su fundación, aunque si se sabe que el abad de Azuelo tenía asiento en las cortes del reyno del Navarra por derecho propio.
Se le nombra en varias ocasiones como lugar de hospedaje del rey de Navarra y de otros peregrinos , que lo utilizaban en su camino entre Irache y Nájera.
A principios del XIX el monasterio quedó casi sin comunidad, debido a la guerra de la independencia, y con la desamortización se abandonó.

El título del presente articulo incluye el cráneo de san Jorge, santo titular del monasterio, y es que en este lugar podemos encontrar una arqueta-relicario donde se custodian sus restos.
Dicha arqueta está fechada en el año 1.734, tal y como consta en el Libro 1º de Bautizados, Casados y Difuntos de la Parroquia de Azuelo, folio 131:
«Día diez y seis de septiembre del año mil setecientos treinta y cuatro se trasladó la cabeza de nuestro Patrono San Jorge y se colocó en la urna en que hoy se venera, con toda la decencia y solemnidad posible, como consta largamente del testimonio que dio Antonio de Arana, Escribano de todo el Valle de Aguilar. Quedó asentado de él dando un testimonio en la urna con la santa cabeza. Otro se envió a Nájera para ponerlo en el Archivo y con otro se quedó esta villa de Azuelo».
Se dice de este monasterio que albergaba tantas reliquias como el de Leire.

Recreación de la Risma. (Ángel Elvira)
«La Risma de Azuelo»
Se trataba de una práctica, realizada en nombre de san Jorge, buscando el milagro para sanar de la rabia no solo a los animales, sino, en algunas ocasiones, también a las personas.
Rismar era marcar al perro aquejado de tal mal.
A los perros se les sujetaba por el pescuezo con una argolla de hierro que estaba anclada al suelo del pórtico. La argolla era doble y con distinto diámetro, así servía para sujetar a los perros grandes y a los pequeños. Luego se rezaban las antífonas a San Jorge mientras se calentaba al fuego la “Risma”.
La Risma era una vara larga de hierro, terminada en una empuñadura de madera en un lado y en el otro en una cruz, y en el medio de la cruz un punto. Con ella marcaban (“rismaban”) a los animales, sobre todo a los perros.
La vara era introducida en el fuego por un alguacil, quien antes la había sumergido en agua que a su vez había pasado por la urna que contiene la cabeza del santo. Cuando la Risma estaba al rojo vivo, se aplicaba a los animales en la frente.
Si en vez de animales, quienes acudían al monasterio en busca del milagro eran personas, el ritual era diferente. Se les marcaba en el hombro o en el brazo, y bebían el agua pasada por las reliquias del santo.
«Las personas que vienen heridos de mal de rabia al Monasterio tienen que rodear tres veces la iglesia del Señor San Jorge por la mañana y después beber el agua que pasan por la cabeza del Santo durante todos los días que estén alojados en el Monasterio. Y es cosa maravillosa que aunque vengan rabiando se les quita y los que en duda hacen esta diligencia nunca sienten esta enfermedad».
Pero no solo llevaban a los animales a Rismar al monasterio de Azuelo, ya que cuando se producía en alguna localidad un caso de rabia, que podía convertirse en un foco de esta enfermedad, eran los propios monjes del monasterio quienes se desplazaban a dicha localidad, provistos de la Risma y de las reliquias de San Jorge. para tratar a todo el ganado. También iba el párroco de Azuelo, cuando ya no había monjes.
*Existe un documento que relata la salida que se hizo en el año 1904 a Ancín, Asarta, Legaria, Mendaza, Mirafuentes, Murieta, Nazar, Piedramillera, Otiñano y Torralba del Río.*

Cuando desapareció la comunidad de monjes, con la desamortización del siglo XIX, la Risma que se encontraba en la puerta del Monasterio, se trasladó a la casa del sacristán, en donde permaneció hasta finales del siglo XX para acabar convertida en chatarra.Pero el herrero de Mendavia, Jesús Martínez, a partir de un dibujo realizado por el Hermano Benigno Crespo, estudioso de la historia de Azuelo y su monasterio, la reconstruyó y la donó a la asociación del monasterio y de nuevo está ubicada en su lugar original.
La última vez que se realizó una Risma en Azuelo fue hacia 1920.

-marian tarazona-
*texto e imágenes pertenecen al blog*

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