La Virgen de Sonsoles

Todas las apariciones marianas, y los milagros que se les atribuyen, vienen siempre acompañadas de historias que han ocurrido o no, unas son leyendas que, por repetirlas una y mil veces, quedan en nuestra memoria grabadas como si en realidad hubiesen existido, otras son hechos reales a los que se le adjudican la protección de la virgen a la advocación correspondiente en la que el fiel tiene depositada su cariño.
    Por toda la geografía española, incluso fuera de ella, son innumerables los milagros que se atribuyen a la virgen María, porque no olvidemos que Virgen María solo hay una, y que las demás vírgenes (advocaciones) son una manera de ponerle un apellido para hacerla mas propiedad de un lugar, una ciudad, una región.
    Existen, como queda dicho, muchas advocaciones, una por cada pueblo o aldea de nuestro país, incluso las hay de un lugar en concreto, de un monte, incluso hay asociaciones que también tienen la suya propia.
    Por ser tan numerosa la manera de llamar a la Virgen, por ser tan innumerables los milagros que a ella se le atribuyen, solo narraré algún ejemplo.
En esta ocasión escribo sobre la virgen de Sonsoles, advocación y patrona de Ávila.
    La leyenda dice que la talla de la Virgen de Sonsoles fue realizada en Jerusalén en tiempos de los apóstoles.
    Posteriormente se trasladaría a Roma, y de allí, por mediación de algún apóstol, recaló en la península ibérica.
    Aquí fue venerada por los cristianos que habitaban el lugar, en su mayoría godos cristianizados y romanos cristianos, hasta que los musulmanes invadieron nuestra geografía; momento que aprovecharon los cristianos para esconder la imagen con el propósito de que no fuera profanada.
    (Es curioso reseñar que este tipo de proceder se da en muchísimas de las leyendas que acompañan a nuestras “Vírgenes”).
    Años más tarde, según continúa la leyenda, sobre los años 999 a 1027, se encontraba un grupo de niños jugando cerca de unas rocas, y, al acercarse a cierto peñasco, vislumbraron un hueco por el que salía luz, comenzaron a hacerse sitio, quitando las piedras, para entrar en dicho lugar.
    Allí, ante su sorpresa, encontraron la talla de la virgen que había estado escondida durante tanto tiempo.
    Cuentan que los niños, al principio asustados, comenzaron a tranquilizarse al descubrir que los ojos de la virgen desprendían una cálida luz, a lo que los infantes, llenos de emoción, gritaron: ¡¡¡¡Son Soles!!!! Y así fue como la pequeña talla fue bautizada con el nombre de la Virgen de Sonsoles.
    En el lugar donde apareció la talla, y, para fomentar la creencia y devoción, se construyó un santuario.
    La imagen de la virgen primitiva se encuentra en la sacristía, en un pequeño camarín, sobre un altar pequeñito.
    La leyenda narra que nunca se ha podido sacar dicha imagen del lugar en el que se venera.
    (Curiosamente, este es un dato que también se repite en muchas otras advocaciones).    
    Siempre que se ha intentado trasladarla ha ocurrido un imprevisto que ha impedido llevarla a otro sitio. Cuando han intentado llevarla a la ciudad, dicen que se hace tan pesada que es imposible cargar con ella. Sobre todo ocurre al llegar al puente de Sancti Spiritus, exactamente en la Cruz de los Llanos, allí la imagen empieza a pesar de tal manera que es imposible moverla.
    Encontré una noticia curiosa referente a esto, y es que, en 1666, se decidió no volver a sacar el trono de plata que tenía la virgen, porque pesaba demasiado y no podían moverla. (Dicho trono no existe hoy en día)
    Cuentan los abulenses que es imposibilidad de moverla se debe a la rivalidad que tiene con la santa patrona de Ávila (santa Teresa), la Virgen de Sonsoles está enfurruñada porque hicieron patrona a la santa, si bien la Virgen está muy unida al campo, a los animales y al trabajo.
    Ante la imposibilidad de trasladar la imagen primitiva se encargó otra mas grande, que es la que procesiona.
    A ésta virgen grande también se le conoce como la "Virgen de las aguas", ya que es la que sacan para las rogativas en tiempos de sequía para que traiga agua.
    En cuanto a los milagros que mencionaba antes, los hay numerosos y variados, desde los habidos en época de guerra, hasta curaciones de enfermedades, sobre todo la peste, lluvia en época de largas sequías, etc.
    Alguno de éstos milagros resulta muy curioso y llamativo, y con ello lo hilo al tema de los exvotos que los fieles llevan como ofrenda a la virgen de Sonsoles.
    El mas chocante me ha parecido, por lo grande, es uno relacionado con un cocodrilo que está expuesto en una vitrina.
    Y, es que, cuentan que existía un caballero de origen abulense viviendo en las indias, que, a diario, recorría sus propiedades. Cierto día, al pasar por la orilla de un río, le salió al paso un cocodrilo que atacó al caballo en el que el caballero iba montado.
    Ni corto ni perezoso, el buen señor se encomendó a su querida virgen de Sonsoles, y, en ese momento, la fusta se convirtió en una espada que le sirvió de arma con la que mató al animal.
    En agradecimiento, el caballero trajo el cocodrilo hasta el santuario, y ahí está expuesto con la explicación del milagro.
    También nos encontramos con una nave colgada del techo.
    Ésta nos recuerda el milagro que obró la virgen cuando una nave, en la época de la Armada Invencible, estaba en el paso de Calais y se desató una gran tormenta con mucho peligro.
    Entre la tripulación se encontraba un marinero muy devoto de la virgen de Sonsoles. El hombre se encomendó a ella rezando para que les salvase.
    La nave se salvó, y el marinero llevó su ofrenda, en forma de barco, al santuario.
    Hay documentados otros milagros de la época de la guerra civil en la que parece que la virgen de Sonsoles impidió llegar al enemigo, en forma de bombardeo, a la ciudad de Ávila.
    Curiosamente ninguna de las bombas arrojadas llegó a explotar, y de la incursión solo hubo seis victimas.
    En otro tiempo hubo un pequeño avión colgado en el campanario del santuario recordando el milagro.
También podemos contemplar unas cadenas de un cautivo en tierras moras, que, encomendándose a la virgen, logró deshacerse del instrumento que lo mantenía cautivo.
    Y no solo existen los exvotos mencionados. La virgen de Sonsoles recibe gran cantidad de ellos, figuras de cera recordando curaciones milagrosas, libros de texto de alumnos agradecidos por haber aprobado, vestidos de novia, y un largo etcétera.
    Pero hay dos milagros, que, por ser de gente humilde han llamado mi atención. Uno de ellos es el de un molinero que estaba en su tarea de la molienda, cuando sus ropas quedaron enganchadas en la polea.     Ante el agobio, y viendo peligrar su vida, se encomendó a la virgen y se salvó, a pesar de que las ropas quedaron totalmente destrozadas.
    Como exvoto allí pueden contemplarse dichas ropas.
    El otro caso es el de una niña, que transcurrió el 4 de septiembre de 1953.
    La chiquilla era de un pueblecito cercano, El fresno, o quizá de el despoblado de El Merino, anejo a El fresno.
    La niña, Ascensión Rodríguez, que así se llamaba, se dirigía a llevar la comida a su padre, sus hermanos y al criado.
Iba con su burro, portando su cesta, cuando, al pasar entre entre los arroyos de Vallejuelo y Peserrano, fué alcanzada por un rayo de manera tan brutal que la “chispa” mató al burro, pero a ella sólo le quemó la ropa.
    La pobre criatura se quedó toda negra por culpa de la carbonilla, pero no tuvo ni una sola quemadura.
    La familia, agradecida, llevó las ropas, que la niña vestía aquel día, al santuario en agradecimiento, y allí podemos contemplarlas en una urna.
    De lo que no me queda ninguna duda, es de que la Virgen de Sonsoles de seguro ha realizado muchos mas milagros. Milagros que la gente calla, quizá por vergüenza, o, incluso, por que, en los tiempos que corren, esto de los milagros ya no se estila.
marian tarazona
*Texto e imágenes propiedad del blog*

Comentarios

  1. Muy buena historia, en lo relativo a mi pueblo El Fresno, la historia de Ascensión R. es tal como la cuentas.
    Gracias por el artículo.

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  2. Me alegro que te haya gustado. La historia me la contó un descendiente de El Fresno, y, precisamente, fue por ella por quien escribí sobre la virgen de Sonsoles.

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